El
cerebro está conformado por dos hemisferios los cuales poseen características
que los diferencia uno del otro. En el caso del hemisferio izquierdo es
analítico, matemático y cuantitativo. Por otro lado, el hemisferio derecho es
holístico, global, percibe las relaciones existentes y concibe el mundo como un
todo.
Cada
uno de estos hemisferios debe ser desarrollado por el individuo para obtener
visión global de cada situación que pretende vivenciar. Y es que como seres
humanos tenemos la positiva oportunidad de aun cuando un hemisferio predomine
por encima del otro desarrollarlos en virtud de avanzar en actividades de
diversa índole.
No
es desconocido el hecho de que en la educación tradicional ha predominado la
tendencia a privilegiar una modalidad de transmisión del conocimiento
compatible con las funciones cerebrales propias o predominantes del hemisferio
cerebral izquierdo.
Se
propone una forma de trabajo en materia educativa que tome en cuenta las características
funcionales del cerebro humano, de modo que sea posible desarrollar técnicas y
estrategias de trasmisión del conocimiento compatibles con la biología del
aprendizaje. En términos del Leslie Hart (1999) se trataría de “ajustar los escenarios
y la instrucción a la naturaleza del cerebro”.
En
este sentido, la educación forma factor clave en el desarrollo del cerebro en
su totalidad ya que el docente debe garantizar la puesta en práctica de
actividades que promuevan tal proceso, dada la importancia de convertir a cada
estudiante en un ser humano integral con perspectivas amplias que le permitan
obtener resultados beneficiosos a lo largo de su vida personal, profesional,
comunitaria y social.
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